Cuenta la historia que un señor feudal usaba del derecho de pernada en la villa de O Grove hasta que un día los grovenses, hartos ya de padecer estos abusos, lo colgaron de una higuera en el Monte A Siradella. Cuando la justicia preguntó quien había matado al Meco, el pueblo unido contestó que habían sido todos. De esta manera el crimen se quedó sin resolver, al quedar todos impunes, y desde entonces a todos los grovenses se les conoce como mecos.
Esta leyenda la recogía ya el Padre Sarmiento en su libro Viaje a Galicia en 1745. La tradición oral continuó perpetuando la historia, hasta que a finales de los años 20 del siglo pasado se convirtió también en una obra de teatro de la mano de Francisco Franco Calvete.